Las mentes perversas siempre son atractivas para el cine y la literatura. De ellas se alimentan para crear grandes historias, ya sea para que el escritor o el cineasta puedan conquistar a su público. Tal es el caso de Lolita, escrita por el autor ruso Vladimir Nabokov. La novela no es muy larga, pero contiene una prosa bastante trabajada, envuelta entre analogías y metáforas insertadas en la narrativa y un lenguaje bastante elegante, lo que la convierte en una hermosa obra de arte.
Muchos ya saben de qué va la novela, y para los que no, mencionaré brevemente de qué se trata. Humbert es un profesor cuarentón, bien parecido, culto y elegante que gusta de mirar niñas preadolescentes las cuales llama nínfulas. Esto lo hace sentir culpable porque no quiere destrozar la inocencia de aquellas jovencitas. Mantiene un autocontrol mientras vive en Europa, sin embargo, al cambiar de residencia a Estados Unidos, se desata al fin el demonio que llevaba dentro. Al conocer a Dolores Haze cuando está de huésped en la casa de la niña, supuestamente queda perdidamente enamorado de ella, pero más que nada, desarrolla un enfermo deseo de poseerla, y está dispuesto a todo con tal de hacer su oscuro sueño realidad; tanto así que se matrimonia con la madre de ella, Charlotte. Y la suerte le pinta excelente a Humbert, ya que con el inesperado fallecimiento de la madre de Dolores en un accidente, él queda viudo y a cargo de ella. Entonces se deja venir una oleada de viajes interminables que hace con la niña por todo Estados Unidos y de abuso sexual. Hasta que al final de toda su odisea, ambos terminan arruinados.
Cabe mencionar que mientras es una especie de espectador de jovencitas, las comienza a llamar nínfulas, como si se refiriera a una especie de ser etéreo o divino. Su gusto por las niñas de entre nueve y catorce años puede que haya nacido a causa de su primer amor de la infancia, Anabelle. Quizá el trauma que dejó Anabelle con su muerte pudo haber ocasionado serios daños en la frágil mente de Humbert.
Es una novela erótica, pero bastante perversa, pues expone una situación de pedofilia. Lo que se ve en libro es a Humbert aprovechándose de la orfandad de Dolores para hacer y deshacer con ella. Lolita se caracteriza por ser una niña bastante precoz, inquieta, y malcriada, pero sobre todo conocedora de placeres, que solo son reservados para los adultos. Eso le da una ventaja a Humbert, ya que al principio Dolores no lo rechaza abiertamente hasta que empieza a tomar conciencia de lo que su padrastro hace con ella, pues considero, a pesar de su pensamiento infantil y su inmadurez, ella sabía que las acciones de su padrastro eran bastante pervertidas. Y también lo empieza a evitar cuando se enamora de otro hombre. En ese momento las situación se vuelve más intensa y los celos de Humbert se vuelven demasiado enfermizos y hasta violentos.
Lolita es la mezcla perfecta de inocencia y rebeldía, y al mismo tiempo de audacia e inteligencia. Es una sobreviviente, puesto que supo aprovecharse bien de las debilidades de Humbert para chantajearlo, hacerle cumplir sus caprichos y finalmente escapar de él.
Ahora bien, la dulce Lolita no puede ser un símbolo de seducción, ni nada por el estilo, como nos los han hecho creer en la industria cinematográfica. Ahí discrepo un poco con ambas películas, una dirigida por Stanley Kubrick en 1962, y la otra dirigida por Adrian Lyne en 1997. Las protagonistas lucen mayores que una niña de doce años, y además, a esa tierna edad, no se le puede relacionar a una niña con nada sexual, ni mucho menos convertirla en una seductora de hombres mayores. Por otro lado, en la novela, Lolita no es para nada parecida a lo que plasma el cine, quizás solo un poco, pero en realidad la protagonista se caracteriza por ser demasiado infantil y berrinchuda.
Nabokov tiene la habilidad de que el lector pase por alto todas la atrocidades que hace Humbert con Lolita, haciendo uso de sus argumentos bien trabajados, sus diálogos elegantes y la postura culta que le da a Humbert; disfraza bien los hechos que podrían resultar repugnantes. Tampoco es romántico, si se considera a eso amor, es un amor de lo más perverso. Más bien es una enfermiza obsesión por tener una criatura perfecta en sus manos y deleitarse con ella cuantas veces quisiera. En su mente Lolita es ese ser anhelado que combina parte de la esencia de la difunta Anabelle. Todo en una sola persona.
La novela es muy buena, es una gran obra literaria que se distingue por su narrativa y su bello lenguaje. Es un clasico que desnuda los placeres más oscuros y corruptos del hombre, y como la obra de cada autor es un pequeño reflejo de su alma, puede ser que también muestre a la luz un rincón bastante desconocido de Nabokov.
Por: Ingrid Vargas