El 105 aniversario de la Revolución Mexicana está cerca y es el momento perfecto para traer a la mesa dos de los documentos más importantes de la época, la entrevista Díaz- Creelman y el Plan de San Luis.
Después de veintisiete años en el poder, en 1908 Porfirio Díaz fue entrevistado por el periodista estadounidense James Creelman. Esta entrevista es más que famosa por las declaraciones que en parte, harían estallar la llamada Revolución Mexicana. Aquí se muestra Díaz como un gobernante fuertemente paternalista, que veía a su pueblo incapaz de gobernarse sin estar él a la cabeza, repetía una y otra vez que el país había confiado y sido muy generoso con él. Según sus propias palabras, al terminar su mandato, se retiraría, pues para entonces ya habría cumplido ochenta años.
Algo de lo que dijo fue: “he esperado pacientemente porque llegue el día en que el pueblo de la República Mexicana esté preparado para escoger y cambiar sus gobernantes en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas, sin lesionar el crédito nacional y sin interferir con el proceso del país. Creo que finalmente, ese día ha llegado.” [1]Las palabras de Creelman que acotaron estas declaraciones –aunque en realidad la entrevista está repleta de halagos al presidente-, no podían ser más románticas, en el sentido estricto de la palabra: “Nuevamente, la marcial figura se volvió hacia la gloriosa escena entre las montañas. Era fácil observar que el presidente estaba profundamente conmovido. El recio rostro se había vuelto sensible como el de un niño y los ojos oscuros se habían humedecido. ¡Qué inolvidable visión teñida de romanticismo y emotividad aquella! Y es que Díaz, siempre fue y sigue siendo un personaje alrededor del cual existe gran polémica, de esos a los que la gente o ama u odia a muerte.
Porfirio había declarado que era un error suponer que el futuro de la democracia en México hubiera sido puesta en peligro por su prolongada permanencia en el poder, incluso “daba la bienvenida a cualquier partido oposicionista (…) Si aparece, lo consideraré como una bendición, no como un mal. Y si llegara a hacerse fuerte, no para explotar, sino para gobernar, lo sostendré y aconsejaré y me olvidaré de mí mismo en la victoriosa inauguración de un gobierno completamente democrático en mi país.” Aunque cuando Madero promovió por toda la República su partido antireeleccionista, parecía ya no opinar lo mismo y lo mandó a encarcelar luego de considerarlo peligroso para su mandato.
Francisco I. Madero por su parte, dos años después, y al salir de prisión escribió el Plan de San Luis, en el cual declaraba abiertamente que Porfirio Díaz sólo había dejado claro en su larga administración, que el principal móvil que lo guiaba, era el de mantener el poder a toda costa, además de referir que tanto el poder Legislativo como el poder Judicial estaban completamente supeditados al Ejecutivo, “La división de los Poderes, la soberanía de los Estados, la libertad de los Ayuntamientos y los derechos del ciudadano, sólo existen en nuestra Carta Magna, pero de hecho, en México casi puede decirse que reina constantemente la Ley Marcial; la justicia en vez de impartir protección al débil, únicamente sirve para legalizar los despojos que comete el fuerte”[2]
Aseguraba además que hacía ya rato que la República entera sentía un gran malestar hacia su gobierno, pero que el Gral. Díaz con astucia había logrado apagar todo intento de sublevación en su contra, “había logrado aniquilar todos los elementos independientes de manera que no era posible organizar ninguna clase de movimiento para quitarle el poder de que tan mal uso hacía”. Madero consideraba que el antireeleccionismo y el sufragio efectivo eran los únicos que podían salvar al país del peligro de la prolongación de la dictadura.
¿La solución? Un Plan. Madero sabía que para las naciones extranjeras, el gobierno de Díaz tenía ciertos títulos de legalidad, por eso consideraba el treinta de octubre como el día en el que expiraba dicha legalidad pero “como es necesario que el nuevo gobierno, dimanado del último fraude, no pueda recibirse ya del poder, o por lo menos se encuentre con la mayor parte de la Nación protestando (contra esa usurpación, con las armas en la mano) he designado el día 20 del entrante Noviembre, para que de las seis de la tarde en adelante, todas las poblaciones de la República se levanten en armas”. En seguida aparecen los once puntos del plan que había que seguir. Con esta declaración se daba por comenzada esta lucha, que tiempo después sería denominada: la Revolución Mexicana.
Por: Ilse Aguirre
[1] Todos los fragmentos de la Entrevista Díaz Creelman fueron tomados de la página http://www.bibliotecas.tv/zapata/bibliografia/indices/entrevista_diaz_creelman01.html, en la que se encuentra la entrevista traducida y la edición facsimilar.
[2] Todos los fragmentos de “El Plan de San Luis”, fueron tomados de la página http://www.bibliotecas.tv/zapata/bibliografia/indices/entrevista_diaz_creelman01.html.
Porfirio había declarado que era un error suponer que el futuro de la democracia en México hubiera sido puesta en peligro por su prolongada permanencia en el poder, incluso “daba la bienvenida a cualquier partido oposicionista (…) Si aparece, lo consideraré como una bendición, no como un mal. Y si llegara a hacerse fuerte, no para explotar, sino para gobernar, lo sostendré y aconsejaré y me olvidaré de mí mismo en la victoriosa inauguración de un gobierno completamente democrático en mi país.” Aunque cuando Madero promovió por toda la República su partido antireeleccionista, parecía ya no opinar lo mismo y lo mandó a encarcelar luego de considerarlo peligroso para su mandato.
Francisco I. Madero por su parte, dos años después, y al salir de prisión escribió el Plan de San Luis, en el cual declaraba abiertamente que Porfirio Díaz sólo había dejado claro en su larga administración, que el principal móvil que lo guiaba, era el de mantener el poder a toda costa, además de referir que tanto el poder Legislativo como el poder Judicial estaban completamente supeditados al Ejecutivo, “La división de los Poderes, la soberanía de los Estados, la libertad de los Ayuntamientos y los derechos del ciudadano, sólo existen en nuestra Carta Magna, pero de hecho, en México casi puede decirse que reina constantemente la Ley Marcial; la justicia en vez de impartir protección al débil, únicamente sirve para legalizar los despojos que comete el fuerte”[2]
Aseguraba además que hacía ya rato que la República entera sentía un gran malestar hacia su gobierno, pero que el Gral. Díaz con astucia había logrado apagar todo intento de sublevación en su contra, “había logrado aniquilar todos los elementos independientes de manera que no era posible organizar ninguna clase de movimiento para quitarle el poder de que tan mal uso hacía”. Madero consideraba que el antireeleccionismo y el sufragio efectivo eran los únicos que podían salvar al país del peligro de la prolongación de la dictadura.
¿La solución? Un Plan. Madero sabía que para las naciones extranjeras, el gobierno de Díaz tenía ciertos títulos de legalidad, por eso consideraba el treinta de octubre como el día en el que expiraba dicha legalidad pero “como es necesario que el nuevo gobierno, dimanado del último fraude, no pueda recibirse ya del poder, o por lo menos se encuentre con la mayor parte de la Nación protestando (contra esa usurpación, con las armas en la mano) he designado el día 20 del entrante Noviembre, para que de las seis de la tarde en adelante, todas las poblaciones de la República se levanten en armas”. En seguida aparecen los once puntos del plan que había que seguir. Con esta declaración se daba por comenzada esta lucha, que tiempo después sería denominada: la Revolución Mexicana.
Por: Ilse Aguirre
[1] Todos los fragmentos de la Entrevista Díaz Creelman fueron tomados de la página http://www.bibliotecas.tv/zapata/bibliografia/indices/entrevista_diaz_creelman01.html, en la que se encuentra la entrevista traducida y la edición facsimilar.
[2] Todos los fragmentos de “El Plan de San Luis”, fueron tomados de la página http://www.bibliotecas.tv/zapata/bibliografia/indices/entrevista_diaz_creelman01.html.