Seguramente sueñas con tener un novio guapo, que sea agradable y carismático. El chico perfecto que cause envidia a todas tus amigas; el hombre indicado para presentarle a mamá. Imagina que hoy es tu día de suerte. Casualmente un buen día en el parque, te encuentras a un apuesto muchacho que necesita ayuda para subir unas cosas a su coche, pues el pobre trae el brazo enyesado. Pide que lo auxilies, ya que le cuesta trabajo y tú no te niegas. De inmediato comienza el flirteo.
En agradecimiento te invita a salir en ese mismo momento, y por ende, a subirte a su carro. Quizá desconfíes un poco, ya que siempre han dicho que nunca hay que jugársela con desconocidos, pero es tan encantador que no puedes decirle negarte. Además, es un chico guapo, con lo escasos que son más vale no desaprovechar la oportunidad, así que decides adentrarte a la aventura. Un bombón así no se puede ir.
Todo va bien hasta que desconoces el rumbo y de repente aparcan en una casa solitaria. Quedas extrañada y lo que ves ya no te gusta. Preguntas, pero no recibes respuesta, ni una mirada que sirva para tranquilizarte. Tus niveles de ansiedad y miedo ya son altos, estás a punto de sufrir un infarto al ver que se quita el yeso de su brazo supuestamente lastimado, te sientes desfallecer. De repente, saca una especie de herramienta metálica con la que te golpea fuertemente la cabeza hasta que quedas un poco atontada y más vulnerable.
“Éstas serán tus últimas horas de vida, espero que las disfrutes.”
Te arrastra hasta la casa, y como tienes tan mala suerte, nadie se da cuenta de lo que está pasando. Una vez adentro, te lleva en sus fuertes y varoniles brazos a su recamara. – ¡Qué lindo! ¿No crees?
Ahí pone unas esposas en tus muñecas para que quedes totalmente inmovilizada; y por si no lo sabías, descubrirás que este galán tiene tendencias sadomasoquistas. Debido a eso, te molerá a golpes con la misma herramienta que utilizó para inmovilizarte. Es su favorita.
“A su juicio, la mejor manera de disfrutar del sexo era esposar a una mujer atractiva, aterrorizarla y convencerla de que iba a morir.”
Cuando crea que estás muerta, tendrá sexo contigo, ya que entre sus tantos gustos bizarros, a este muchacho le encanta practicar la necrofilia. Por último, abandonará tu cuerpo y él seguirá su camino después de haberse saciado varias veces. Ten en cuenta que es posible que no te llame al día siguiente.
S i r i a l K i l l e r : La historia
Theodore Robert Cowell nació el 24 de noviembre de 1946 en Vermont. Su padre fue totalmente anónimo para él, y su madre Louise Cowell, hizo de su hermana mayor para evitar ser juzgada, ante una sociedad que en ese entonces era muy conservadora. Así pues, los abuelos de Ted se hicieron pasar por sus padres por largo tiempo hasta que él descubrió la verdad.
Sin embargo, Ted no tuvo una infancia del todo mal como para justificar su conducta delictiva. Su madre se casó con Johnny Culpepper Bundy, el cual era cocinero. Él aceptó a Ted como su hijo dándole su apellido, un hogar cristiano, cariño y cuatro hermanos. “Me crie en un lugar maravilloso con dos padres amorosos y consagrados a sus hijos.”
Aunque se caracterizaba por ser un gran seductor y un experto con las palabras, Ted era en un principio un jovencito bastante tímido y retraído. Pero eso no le impidió hacerse fan de la pornografía, no la de tipo suave y refinada, sino aquella que era violenta y grotesca. Fue ésta la que encendió sus fantasías. Él buscaba cada vez algo más fuerte y más grosero, hasta que ya no fue suficiente. Ahí fue cuando decidió llevarlo a la vida real.
Ahora bien, Ted era un delincuente consolidado desde su adolescencia, ya que gustaba de sustraer cosas de las casas de su vecindario. Decía que le encantaba la adrenalina que se producía en su cuerpo cuando robaba. Quizá eso no era lo necesariamente satisfactorio y decidió ir por algo más emocionante.
El asesino salió después, aunque hay duda en eso, porque se le relaciona a Bundy con la desaparición de una niña de ocho años, que sucedió cuando él era adolescente. En fin, las investigaciones concluyen que la causa de que Ted comenzara a matar, es su novia. Una guapa californiana llamada Stephanie Brooks, de melena oscura, con raya en medio, que conoció en la Universidad de Washington, donde ambos estudiaban. De buena familia, ambiciosa e inteligente; era la mujer perfecta para Ted y el amor de su vida. Lo malo fue cuando ella terminó con él, debido a que sentía que Ted carecía de ambición y estabilidad. Tremendo golpe para Bundy.
Ese fue el detonante. Pero por si fuera poco, también descubre la verdad de su origen, sobre su verdadera madre y la mentira que había estado viviendo todo ese tiempo. Se sentía traicionado, humillado y abandonado por las mujeres. Era hora de vengarse y que de ellas pagaran.
Mientras tanto, se matriculó en psicología, otra vez en la universidad de Washington. También inició una relación de cinco años con Elizabeth Kendall, la cual era divorciada y tenía una hija pequeña. Elizabeth veía en Ted un buen esposo y un padre, alguien perfecto para formar una familia.
Durante tres años, la vida de Ted va por buen camino, se cambia a la carrera de derecho en la Universidad de Utah, donde obtuvo buenas notas y estimación por sus maestros. Era un alumno sobresaliente. Hace relaciones con el Partido Republicano y es condecorado por la policía de Seattle por haber salvado a un niño de tres años, evitando que se ahogara. “Me miraban y veían al chico americano modelo.” Ted Bundy.
Entre sus viajes, uno en especial a California, se reencuentra con su antigua novia, la bella californiana. Ahí la vuelve a enamorar y le habla de matrimonio. La chica está impresionada por el rumbo que ha tomado la vida de Bundy y cae de inmediato en sus brazos. Pero al marcharse Ted, decide cortar todo lazo con ella de la forma más amarga e indiferente. No vuelve a saber de ella nunca más.
Ya de veintisiete años, comienza ahora sí en rigor una nueva carrera, la de matar. El 4 de enero de 1974, entra al cuarto de Joni Lenz de 18 años, ahí la golpeó en la cabeza y la dejó inconsciente. Con una pieza que desprende de su cama, la atacó sexualmente. La chica logra sobrevivir, aunque con daño cerebral permanente.
Después se desquitó con Lynda Ann Healy de 21 años. Mismo modo operandi: se metió a su cuarto, la dejó inconsciente e hizo cuanto quiso con ella. Un año después de su muerte, fueron encontrados sus restos descuartizados en una montaña cercana.
A partir de ese año Ted inicia una masacre de jóvenes mujeres, hermosas, de pelo oscuro y lacio; todas eran muy parecidas a su novia de California, la que le había roto el corazón. Se reportaban varios casos de chicas desaparecidas y la policía no lograba hilar los casos, hasta que Bundy empezó su cacería a plena luz del día.
“Era una persona normal ,tenía buenos amigos, llevaba una vida normal excepto por esta pequeña y muy potente y destructiva parte, que mantuve muy secreta y muy escondida dentro de mí.” Ted Bundy.
Muchos testigos identificaron a un hombre que andaba en un viejo VW pidiendo ayuda a las chicas. Sin embargo, Bundy era listo y logró burlar a la policía debido a que podía cambiar su aspecto físico de varias formas. Ya sea que se cambiara el peinado, se dejara la barba o se rasurara; se convertía en otro sujeto, pero con las misma intenciones de matar.
“Era un maestro en el arte del disfraz…en cada asesinato cambiaba su aspecto.” Testimonio.
Y por mucho tiempo Ted se salió con la suya; cazando jovencitas, seduciéndolas y secuestrándolas. Luego las golpeaba con su famosa cuña metálica, las violaba y en ocasiones las sodomizaba. Abandonaba los cuerpos o a veces se tomaba la molestia de descuartizarlas. Entre sus víctimas también se encuentran Melissa Smith, la hija del sheriff local y Laura Aimee, de la que se encontró algunos restos en las montañas Wasatch.
Parece que perdí el control. Llegó un punto en el que Ted no podía saciar su sed de sangre, pues sus asesinatos sucedían de manera indiscriminada, ya no podía parar. Le daba lo mismo si eran las primeras horas de la mañana o si era de noche. Tanto así, que su novia Elizabeth comenzó a sospechar de él. Una amiga de la chica le había comentado que Ted era muy parecido al tipo de los asesinatos, el que tanto buscaba la justicia. Entonces Elizabeth mandó de forma anónima un retrato reciente de Bundy a la policía y se puso en contacto con ellos. No obstante, eso no pudo parar a Ted, ya que esa pista fue desechada y él siguió como vampiro, alimentándose de la adrenalina que sentía al asesinar.
Conoció a Carol Da Ronch en una tienda de libros, le pareció tan encantadora y perfecta para que sucumbiera en sus manos. Se hizo pasar por policía y a engaños la sacó de la tienda diciéndole que habían intentado robar su auto. Logró secuestrarla pero ella escapó con un golpe que le propinó a Bundy en los genitales. Gran error, porque la chica llegó a la comisaría y de inmediato fueron por él.
En la noche con la ansiedad de no haber logrado asesinar durante el día, fue tras Debby Kent, a quien violó y privó de la vida. Los sheriff identificaron su viejo VW y lo capturaron. Fue entonces que lo llevaron a juicio, donde lo condenaron a quince años de prisión por secuestro. Pero se le imputaron más cargos cuando en su carro encontraron evidencias que lo inculparon por el homicidio de varias jóvenes. Hasta hallaron su cuña predilecta.
Ted se las arregló para llevar a cabo el plan perfecto que lo sacaría de la cárcel, por lo tanto, decidió ser su propio abogado. A causa de eso, se le permitía visitar la biblioteca de la corte de Aspen. No imaginaron que se les podría escapar, y justo eso pasó cuando Bundy saltó por una de las ventanas.
Después de la fuga, él logró establecerse en Tallahassee, cerca del campus universitario de Florida, un lugar lleno de jovencitas, el sitio perfecto para Ted. Retomó su oficio de ladrón e hizo de eso su nueva forma de vivir. Eso sí, siguió asesinando muchachas. Entre sus víctimas figuran Kimberly Leach y Lisa Levy.
Por suerte el gusto le duró poco y nuevamente fue identificado y arrestado. En otro nuevo juicio, se le imputaron más asesinatos y fue condenado a la pena de muerte, a enfrentar su juicio final en la silla eléctrica.
Obviamente trato de salvarse de esta, con apelaciones y su capacidad de chantajear a las personas. ¡Incluso tenía su club de fans! En las audiencias había mujeres que iban por el simple gusto de verlo, y él lo sabía. De vez en cuando se dirigía a ellas y les lanzaba una que otra sonrisa atrevida. Con tanto esfuerzo no pudo evitar su camino a la muerte. Su último intento fue hablar con el Dr. Dobson, un psicólogo famoso en Estados Unidos. Ahí fue cuando explicó que sus asesinatos habían sido causados, en parte por la pornografía violenta. También mostró su arrepentimiento y que aceptaba el perdón de Dios. Para muchos, esta entrevista fue sólo pura y vil manipulación y falsedad, pues según los expertos que lo estudiaron, indicaron que era un ser incapaz de sentir compasión o emociones por un ser humano. Era un sádico que tenía dos peculiares gustos: el sadomasoquismo y la necrofilia. Hubo veces que Ted regresaba a la escena del crimen e iba en busca del cadáver para tener prácticas sexuales con este. Le daba igual si estaba ya en estado de descomposición o fresco. Hasta en una ocasión que se llevó un cuerpo a su casa; lo maquilló de forma extraña para mejorar su aspecto y tuvo sexo.
El 24 de enero de 1989, a la edad de 41 fue ejecutado en la silla eléctrica. Al fin pagaba por haberle arrebatado la vida a todas esas chicas que tenían el mundo a sus pies.
Si Ted no hubiera sido seducido por la sangre, su historia ahora sería otra. Se sabía que el chico era un alumno destacado, de gran coeficiente intelectual y muy bueno para asuntos diplomáticos y políticos. Entonces, hoy en día estaríamos hablando de una figura política importante y no de un psicópata.
Ya se mencionó que Ted creció en un hogar estable y amoroso, era una persona que lo tenía todo para triunfar, tanto así que logró perpetuar su recuerdo y sus crímenes. Entonces, ¿cómo fue que se convirtió en un monstruo? Se supone que lo criminales y asesinos vienen de hogares pobres y destructivos, que sufrieron abusos. Viniendo de un entorno sano y sin violencia, desarrolló una personalidad bastante enferma. Tal vez era un asesino nato, desde la cuna ya traía la locura. Se llega a la conclusión de que no estamos exentos del mal y que hasta en nuestro hogar podemos estar incubando a un maniático en potencia. Cualquiera puede serlo, el amigo al que estimamos, un vecino o nuestro apuesto novio puede ser un psicópata que sueña cada noche con matarnos.
Por: @Ingrid_VaLo
Fuentes
http://www.biography.com/people/ted-bundy-9231165
id.tudiscovery.com/asesinos-infames-ted-bundy/
id.tudiscovery.com/tag/ted-bundy/
Documentales
https://youtu.be/BybYDcMGX2o
Todo va bien hasta que desconoces el rumbo y de repente aparcan en una casa solitaria. Quedas extrañada y lo que ves ya no te gusta. Preguntas, pero no recibes respuesta, ni una mirada que sirva para tranquilizarte. Tus niveles de ansiedad y miedo ya son altos, estás a punto de sufrir un infarto al ver que se quita el yeso de su brazo supuestamente lastimado, te sientes desfallecer. De repente, saca una especie de herramienta metálica con la que te golpea fuertemente la cabeza hasta que quedas un poco atontada y más vulnerable.
“Éstas serán tus últimas horas de vida, espero que las disfrutes.”
Te arrastra hasta la casa, y como tienes tan mala suerte, nadie se da cuenta de lo que está pasando. Una vez adentro, te lleva en sus fuertes y varoniles brazos a su recamara. – ¡Qué lindo! ¿No crees?
Ahí pone unas esposas en tus muñecas para que quedes totalmente inmovilizada; y por si no lo sabías, descubrirás que este galán tiene tendencias sadomasoquistas. Debido a eso, te molerá a golpes con la misma herramienta que utilizó para inmovilizarte. Es su favorita.
“A su juicio, la mejor manera de disfrutar del sexo era esposar a una mujer atractiva, aterrorizarla y convencerla de que iba a morir.”
Cuando crea que estás muerta, tendrá sexo contigo, ya que entre sus tantos gustos bizarros, a este muchacho le encanta practicar la necrofilia. Por último, abandonará tu cuerpo y él seguirá su camino después de haberse saciado varias veces. Ten en cuenta que es posible que no te llame al día siguiente.
S i r i a l K i l l e r : La historia
Theodore Robert Cowell nació el 24 de noviembre de 1946 en Vermont. Su padre fue totalmente anónimo para él, y su madre Louise Cowell, hizo de su hermana mayor para evitar ser juzgada, ante una sociedad que en ese entonces era muy conservadora. Así pues, los abuelos de Ted se hicieron pasar por sus padres por largo tiempo hasta que él descubrió la verdad.
Sin embargo, Ted no tuvo una infancia del todo mal como para justificar su conducta delictiva. Su madre se casó con Johnny Culpepper Bundy, el cual era cocinero. Él aceptó a Ted como su hijo dándole su apellido, un hogar cristiano, cariño y cuatro hermanos. “Me crie en un lugar maravilloso con dos padres amorosos y consagrados a sus hijos.”
Aunque se caracterizaba por ser un gran seductor y un experto con las palabras, Ted era en un principio un jovencito bastante tímido y retraído. Pero eso no le impidió hacerse fan de la pornografía, no la de tipo suave y refinada, sino aquella que era violenta y grotesca. Fue ésta la que encendió sus fantasías. Él buscaba cada vez algo más fuerte y más grosero, hasta que ya no fue suficiente. Ahí fue cuando decidió llevarlo a la vida real.
Ahora bien, Ted era un delincuente consolidado desde su adolescencia, ya que gustaba de sustraer cosas de las casas de su vecindario. Decía que le encantaba la adrenalina que se producía en su cuerpo cuando robaba. Quizá eso no era lo necesariamente satisfactorio y decidió ir por algo más emocionante.
El asesino salió después, aunque hay duda en eso, porque se le relaciona a Bundy con la desaparición de una niña de ocho años, que sucedió cuando él era adolescente. En fin, las investigaciones concluyen que la causa de que Ted comenzara a matar, es su novia. Una guapa californiana llamada Stephanie Brooks, de melena oscura, con raya en medio, que conoció en la Universidad de Washington, donde ambos estudiaban. De buena familia, ambiciosa e inteligente; era la mujer perfecta para Ted y el amor de su vida. Lo malo fue cuando ella terminó con él, debido a que sentía que Ted carecía de ambición y estabilidad. Tremendo golpe para Bundy.
Ese fue el detonante. Pero por si fuera poco, también descubre la verdad de su origen, sobre su verdadera madre y la mentira que había estado viviendo todo ese tiempo. Se sentía traicionado, humillado y abandonado por las mujeres. Era hora de vengarse y que de ellas pagaran.
Mientras tanto, se matriculó en psicología, otra vez en la universidad de Washington. También inició una relación de cinco años con Elizabeth Kendall, la cual era divorciada y tenía una hija pequeña. Elizabeth veía en Ted un buen esposo y un padre, alguien perfecto para formar una familia.
Durante tres años, la vida de Ted va por buen camino, se cambia a la carrera de derecho en la Universidad de Utah, donde obtuvo buenas notas y estimación por sus maestros. Era un alumno sobresaliente. Hace relaciones con el Partido Republicano y es condecorado por la policía de Seattle por haber salvado a un niño de tres años, evitando que se ahogara. “Me miraban y veían al chico americano modelo.” Ted Bundy.
Entre sus viajes, uno en especial a California, se reencuentra con su antigua novia, la bella californiana. Ahí la vuelve a enamorar y le habla de matrimonio. La chica está impresionada por el rumbo que ha tomado la vida de Bundy y cae de inmediato en sus brazos. Pero al marcharse Ted, decide cortar todo lazo con ella de la forma más amarga e indiferente. No vuelve a saber de ella nunca más.
Ya de veintisiete años, comienza ahora sí en rigor una nueva carrera, la de matar. El 4 de enero de 1974, entra al cuarto de Joni Lenz de 18 años, ahí la golpeó en la cabeza y la dejó inconsciente. Con una pieza que desprende de su cama, la atacó sexualmente. La chica logra sobrevivir, aunque con daño cerebral permanente.
Después se desquitó con Lynda Ann Healy de 21 años. Mismo modo operandi: se metió a su cuarto, la dejó inconsciente e hizo cuanto quiso con ella. Un año después de su muerte, fueron encontrados sus restos descuartizados en una montaña cercana.
A partir de ese año Ted inicia una masacre de jóvenes mujeres, hermosas, de pelo oscuro y lacio; todas eran muy parecidas a su novia de California, la que le había roto el corazón. Se reportaban varios casos de chicas desaparecidas y la policía no lograba hilar los casos, hasta que Bundy empezó su cacería a plena luz del día.
“Era una persona normal ,tenía buenos amigos, llevaba una vida normal excepto por esta pequeña y muy potente y destructiva parte, que mantuve muy secreta y muy escondida dentro de mí.” Ted Bundy.
Muchos testigos identificaron a un hombre que andaba en un viejo VW pidiendo ayuda a las chicas. Sin embargo, Bundy era listo y logró burlar a la policía debido a que podía cambiar su aspecto físico de varias formas. Ya sea que se cambiara el peinado, se dejara la barba o se rasurara; se convertía en otro sujeto, pero con las misma intenciones de matar.
“Era un maestro en el arte del disfraz…en cada asesinato cambiaba su aspecto.” Testimonio.
Y por mucho tiempo Ted se salió con la suya; cazando jovencitas, seduciéndolas y secuestrándolas. Luego las golpeaba con su famosa cuña metálica, las violaba y en ocasiones las sodomizaba. Abandonaba los cuerpos o a veces se tomaba la molestia de descuartizarlas. Entre sus víctimas también se encuentran Melissa Smith, la hija del sheriff local y Laura Aimee, de la que se encontró algunos restos en las montañas Wasatch.
Parece que perdí el control. Llegó un punto en el que Ted no podía saciar su sed de sangre, pues sus asesinatos sucedían de manera indiscriminada, ya no podía parar. Le daba lo mismo si eran las primeras horas de la mañana o si era de noche. Tanto así, que su novia Elizabeth comenzó a sospechar de él. Una amiga de la chica le había comentado que Ted era muy parecido al tipo de los asesinatos, el que tanto buscaba la justicia. Entonces Elizabeth mandó de forma anónima un retrato reciente de Bundy a la policía y se puso en contacto con ellos. No obstante, eso no pudo parar a Ted, ya que esa pista fue desechada y él siguió como vampiro, alimentándose de la adrenalina que sentía al asesinar.
Conoció a Carol Da Ronch en una tienda de libros, le pareció tan encantadora y perfecta para que sucumbiera en sus manos. Se hizo pasar por policía y a engaños la sacó de la tienda diciéndole que habían intentado robar su auto. Logró secuestrarla pero ella escapó con un golpe que le propinó a Bundy en los genitales. Gran error, porque la chica llegó a la comisaría y de inmediato fueron por él.
En la noche con la ansiedad de no haber logrado asesinar durante el día, fue tras Debby Kent, a quien violó y privó de la vida. Los sheriff identificaron su viejo VW y lo capturaron. Fue entonces que lo llevaron a juicio, donde lo condenaron a quince años de prisión por secuestro. Pero se le imputaron más cargos cuando en su carro encontraron evidencias que lo inculparon por el homicidio de varias jóvenes. Hasta hallaron su cuña predilecta.
Ted se las arregló para llevar a cabo el plan perfecto que lo sacaría de la cárcel, por lo tanto, decidió ser su propio abogado. A causa de eso, se le permitía visitar la biblioteca de la corte de Aspen. No imaginaron que se les podría escapar, y justo eso pasó cuando Bundy saltó por una de las ventanas.
Después de la fuga, él logró establecerse en Tallahassee, cerca del campus universitario de Florida, un lugar lleno de jovencitas, el sitio perfecto para Ted. Retomó su oficio de ladrón e hizo de eso su nueva forma de vivir. Eso sí, siguió asesinando muchachas. Entre sus víctimas figuran Kimberly Leach y Lisa Levy.
Por suerte el gusto le duró poco y nuevamente fue identificado y arrestado. En otro nuevo juicio, se le imputaron más asesinatos y fue condenado a la pena de muerte, a enfrentar su juicio final en la silla eléctrica.
Obviamente trato de salvarse de esta, con apelaciones y su capacidad de chantajear a las personas. ¡Incluso tenía su club de fans! En las audiencias había mujeres que iban por el simple gusto de verlo, y él lo sabía. De vez en cuando se dirigía a ellas y les lanzaba una que otra sonrisa atrevida. Con tanto esfuerzo no pudo evitar su camino a la muerte. Su último intento fue hablar con el Dr. Dobson, un psicólogo famoso en Estados Unidos. Ahí fue cuando explicó que sus asesinatos habían sido causados, en parte por la pornografía violenta. También mostró su arrepentimiento y que aceptaba el perdón de Dios. Para muchos, esta entrevista fue sólo pura y vil manipulación y falsedad, pues según los expertos que lo estudiaron, indicaron que era un ser incapaz de sentir compasión o emociones por un ser humano. Era un sádico que tenía dos peculiares gustos: el sadomasoquismo y la necrofilia. Hubo veces que Ted regresaba a la escena del crimen e iba en busca del cadáver para tener prácticas sexuales con este. Le daba igual si estaba ya en estado de descomposición o fresco. Hasta en una ocasión que se llevó un cuerpo a su casa; lo maquilló de forma extraña para mejorar su aspecto y tuvo sexo.
El 24 de enero de 1989, a la edad de 41 fue ejecutado en la silla eléctrica. Al fin pagaba por haberle arrebatado la vida a todas esas chicas que tenían el mundo a sus pies.
Si Ted no hubiera sido seducido por la sangre, su historia ahora sería otra. Se sabía que el chico era un alumno destacado, de gran coeficiente intelectual y muy bueno para asuntos diplomáticos y políticos. Entonces, hoy en día estaríamos hablando de una figura política importante y no de un psicópata.
Ya se mencionó que Ted creció en un hogar estable y amoroso, era una persona que lo tenía todo para triunfar, tanto así que logró perpetuar su recuerdo y sus crímenes. Entonces, ¿cómo fue que se convirtió en un monstruo? Se supone que lo criminales y asesinos vienen de hogares pobres y destructivos, que sufrieron abusos. Viniendo de un entorno sano y sin violencia, desarrolló una personalidad bastante enferma. Tal vez era un asesino nato, desde la cuna ya traía la locura. Se llega a la conclusión de que no estamos exentos del mal y que hasta en nuestro hogar podemos estar incubando a un maniático en potencia. Cualquiera puede serlo, el amigo al que estimamos, un vecino o nuestro apuesto novio puede ser un psicópata que sueña cada noche con matarnos.
Por: @Ingrid_VaLo
Fuentes
http://www.biography.com/people/ted-bundy-9231165
id.tudiscovery.com/asesinos-infames-ted-bundy/
id.tudiscovery.com/tag/ted-bundy/
Documentales
https://youtu.be/BybYDcMGX2o