Ed Gein provenía de la típica familia conflictiva, un padre alcohólico y una madre poco afectiva. Su niñez estuvo llena de maltratos y de castigos rigurosos que impedían que el chico llevara una vida normal. Sin embargo, nadie se imaginaba que estos factores desatarán una conducta mental completamente desviada y enferma.
Al morir su madre, su parte asesina se detonó, junto con el horror que envolvería la granja que él habitaba. A partir de ese momento, la habitación de su madre permaneció sellada con tablas de madera e intacta, como si de un santuario sagrado se tratara.
Con un perfil bajo, ese hombre flacucho y de baja estatura, se dedicaba a hacer pequeños trabajos de mantenimiento en el pueblo para sustentarse, era conocido por hacer un trabajo impecable y por ser una persona tímida que siempre que iniciaba una conversación, de su boca salían comentarios incoherentes e incluso, aterradores.
Al morir su madre, su parte asesina se detonó, junto con el horror que envolvería la granja que él habitaba. A partir de ese momento, la habitación de su madre permaneció sellada con tablas de madera e intacta, como si de un santuario sagrado se tratara.
Con un perfil bajo, ese hombre flacucho y de baja estatura, se dedicaba a hacer pequeños trabajos de mantenimiento en el pueblo para sustentarse, era conocido por hacer un trabajo impecable y por ser una persona tímida que siempre que iniciaba una conversación, de su boca salían comentarios incoherentes e incluso, aterradores.
Nadie sabía el oscuro secreto que Gein escondía en su casa, hasta que los crímenes iniciaron. Solo se le pudieron atribuir dos asesinatos, el de Mary Hogan, una mesera de una taberna local, y el de Bernice Worden, una mujer que era dueña de una ferretería. Todas de la misma edad y con un parecido a la madre de Gein, cosa que resultó ser escalofriante.
Sin embargo, gracias a un testigo, la policía supo de Ed y de inmediato fueron a inspeccionar su casa. Cuando entraron a la propiedad, fue como haber entrado a la casa del mismísimo diablo. Para empezar, era un lugar totalmente inhabitable, lleno de moscas y suciedad por doquiera, hasta había heces fecales y ratas. Pero, lo más impactante no era eso, sino la carnicería humana que habían encontrado. Algunos muebles y tapetes eran hechos por restos humanos.
En la pared Gein tenía máscaras a modo de decoración, las cuales eran la piel arrancada de algunos rostros de mujeres. Lo que nunca pudieron borrar de su mente, fue el cuerpo de Bernice Worden, que estaba colgado de un gancho como si de una carne de rastro se tratara, además estaba degollada y abierta del estómago hasta el pecho.
En su defensa, Gein afirmó que los cuerpos encontrados ahí, los tomaba del cementerio, y que solo había asesinado a Mary y Bernice, porque en ellas buscaba reemplazar a su madre. Incluso, el mismo trataba de convertirse en mujer, de ahí que les arrancara el rostro y los usara en él. Asimismo, estaba interesado y fascinado en los avance que la ciencia había hecho para cambiar de sexo.
Sin duda, es considerado uno de los casos más complejos de asesinos seriales, pues en su perfil se le relaciona con varias enfermedades mentales como el síndrome de Edipo, canibalismo y necrofilia, también se le asoció con conductas travestis y un odio excesivo al sexo femenino.
Su historia ha causado gran polémica y fascinación, tanto así que la industria cinematográfica se inspiró en Gein para crear la película “Masacre de Texas”. Por otro lado, el personaje de Norman Bates fue creado pensando en el carnicero de Plainfield, donde se muestra a un chico que coquetea con la vida y la muerte, que vive bajo el yugo de su madre. No obstante, esto le encanta.
Esto nos enseña que el mundo es un lugar muy oscuro y que estamos muy expuestos a ser víctimas de verdaderos psicópatas en su afán de saciar su sed de sangre.
Por: @Ingrid_VaLo